
Estamos alterados, desorientados y decepcionados. La megatoma de Los Hornos es delito.
La inflación, la guerra, la pandemia, la pobreza, la falta de expectativa, pérdida de poder adquisitivo y poder de compra, son algunos de los temas que nos afectan y preocupan a los argentinos. Además la inseguridad, y la sensación permanente del vale todo y la falta de justicia dermoralizan.
A todo esto, la resolución del Juez Federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla desestimando la usurpación y refiriendo falta de delito en la mega toma de Los Hornos, es la gota que colma el vaso.
Se archiva la causa de la mega toma de Los Hornos y los vecinos de La Plata nos sentimos desmoralizados porque si la Justicia desconoce a la propiedad privada y avala a un grupo de personas que toma unas parcelas de tierra que no son propias y porque lo hace durante el día, el Juez entiende que no hay delito, estamos frente a una situación desconcertante. Es decir, nos quedamos en una situación de desprotección total. Gana el que hace las cosas mal, el que no se ajusta a derecho y a la ley. En este caso, los que actúan por fuera de la ley, no sólo no reciben pena sino que son defendidos y avalados por la justicia. El mensaje es malísimo por donde se lo analice.
Frente a este polémico fallo, los vecinos de los Hornos proponen no pagar más impuestos a la propiedad, argumentando el razonamiento “si cualquiera puede tomar un predio, porqué vamos a pagar impuestos los propietarios que además no recibimos nada a cambio y estamos a merced de cualquier usurpador”. Llaman a una rebelión fiscal, un verdadero peligro para el funcionamiento del Estado.
La justicia debe resolver conflictos desde la ley y el derecho, no desde lo ideológico o político y no queda claro por qué no se considera a la usurpación o toma de una propiedad privada, delito. Este fallo también representa un peligro para el estado de derecho y el funcionamiento de la sociedad.
Además, deja expuesto un problema serio de respeto y de indefensión y por eso en la ciudad estamos revolucionados, alterados y decepcionados. Será también, que como Defensora veo y acompaño a diario, a decenas de vecinos con diversas problemáticas que se acercan a la Defensoría ciudadana a buscar una respuesta o a ser escuchados porque nadie les resuelve los problemas. Cientos y miles de vecinos que conviven con problemas que nadie atiende y muchas veces desde la Defensoría tampoco encontramos una respuesta o la solución, pero la desesperación es tan grande que al sentirse escuchados, se van agradecidos.
Estamos en crisis, estamos decepcionados porque la justicia no es justa, la política no soluciona los problemas de la gente y las cuestiones que preocupan a la mayoría no se resuelven. Pero debemos evolucionar y superar estos escollos y debemos preguntarnos ¿qué ciudad queremos?, ¿qué es lo justo y qué es lo injusto?.
En principio y desde el sentido común, creo que necesitamos acordar valores claros de convivencia, por ejemplo que lo que no es de uno, no se toca; y por más necesidad que uno tenga, hay que respetar la propiedad privada y los bienes de los otros. Debemos recuperar la confianza en las instituciones, porque los problemas deben ser resueltos y mejorar la calidad de vida de las personas y la oportunidad de vivir mejor en las ciudades son desafíos pendientes de la sociedad. Debemos ocuparnos de resolver los problemas, encontrar a través del diálogo y el consenso la respuesta a inquietudes y requerimientos de una sociedad que no da más de aguantar y aguantar. Debemos fortalecer las instituciones, mejorar la educación y exigir una justicia independiente que sancione al delito y ante una toma, haga valer la ley. Debemos dar el ejemplo en cada acción y que vuelvan a ser valores la verdad, la ética y la civilidad. El desafío es enorme y el trabajo por delante mayúsculo, pero es imperioso que lo hagamos porque debemos transformar la decepción en esperanza, para construir un futuro mejor.
*Marcela Farroni es Defensora Ciudadana de la ciudad de La Plata