El patrimonio arbóreo, su preservación y la poda

El patrimonio arbóreo, su preservación y la poda

El patrimonio arbóreo, su preservación y la poda

Nota de opinión publicada en el Diario El Día del 21 de agosto de 2022

 

 

Las últimas semanas hemos recibido, escuchado y leído quejas respecto a la poda en la ciudad. La plantación de los árboles y la vegetación han sido pensadas y planificadas desde los inicios de la construcción de la ciudad, con fundamentos tales como la aromatización, la purificación del aire, la ventilación y la ornamentación de las calles. Todo en la ciudad fue pensado y planificado y la contracara de esa dedicación y previsión se ve a diario en las calles, con podas cuestionadas, cambios de sentido de calles, extensión de bares en veredas, decks que quitaron espacio para estacionar y hoy hay que levantar; cuestiones que demuestran que no existen las miradas y perspectivas a largo plazo. El crecimiento de la ciudad tampoco se ha dado de manera ordenada y el desarrollo urbanístico ha avanzado sin planificación, por eso la ciudad ha crecido de manera amorfa sin prever los servicios públicos mínimos que requiere un barrio y mucho menos qué tipo de árboles conviene plantar en cada zona.

Los árboles, son aliados naturales contra el cambio climático, cumplen un papel primordial como sumideros naturales, al absorber el dióxido de carbono del aire y emanar oxígeno por el efecto de la fotosíntesis. Hay algunos árboles como el Kiri que es un gran purificador natural de aire, absorbe 10 veces más dióxido de carbono que otros árboles y por ende emite más oxígeno que otras especies. Pero todos los árboles son importantes y tienen esa función dentro de los ecosistemas. Por eso, las plantaciones y los árboles deben ser respetados, cuidados y preservados. La preservación de las especies arbóreas es una obligación que tenemos los vecinos y el Estado como administrador de los recursos municipales. En el casco urbano, muchas calles tiene plantados un árbol distintivo, y aún se conservan con sus propiedades y bellezas particulares los tilos, naranjos, jacarandas, palos borrachos, magnolias, sauces, robles, paraísos, árboles de Júpiter,  que dan cuenta de la enorme biodiversidad promovida por los fundadores.

El cuidado y preservación del patrimonio arbóreo de la ciudad nos preocupa y ocupa. En primer lugar, la poda debe ser pensada y ejecutada por personal capacitado, que sepa si corresponde o no podar según el tipo y especie de árbol y además que sepa cómo hacerlo para garantizar la vida del árbol y su continuidad.  En la Defensoría Ciudadana hemos recibido muchas quejas de vecinos por lo indiscriminado y brutal de la poda en el casco urbano mientras que cientos de vecinos de la periferia piden y necesitan la poda de algunos ejemplares que están obstruyendo luminarias o porque amenazan con caer y romper cocheras, autos y hasta personas con el primer viento más o menos fuerte. Además, muchos vecinos de nuevos desarrollos urbanísticos se quejan por las plantaciones que se realizan en los perímetros, por ejemplo de caña o arbustos que son especies invasivas y dañinas para otras especies, o de palmeras que nada tienen que ver con nuestro clima y que además no cumplen la función de equilibrio natural de absorción de gases de efecto invernadero. Estas inquietudes y planteos de vecinos nos lleva a preguntarnos, cómo se definen hoy las plantaciones y la forestación de la ciudad. ¿Se está pensando el arbolado público que queremos para la ciudad 2030?

Desde la Defensoría, queremos proponer un plan de forestación productiva, estratégica y sostenible para la ciudad trabajando de manera conjunta con la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata y la conformación de una mesa de vecinos y especialistas que asesore sobre la preservación y el cuidado del patrimonio arbóreo. Hay mucha gente que puede aportar y ser consultada en las épocas de siembra y de poda. Estas iniciativas, además de involucrar al vecino y darle un espacio de participación los convoca a ser aliados de la preservación del medioambiente y activos en la lucha contra el cambio climático, atendiendo los objetivos del desarrollo sostenible que hay que alcanzar para el año 2030. Una comunidad comprometida con la ciudad y con el medioambiente es fundamental para el desarrollo de la región.